11 mar 2011

Patrick Rothfuss - El nombre del viento


Acabo de hacer una cosa que hace tiempo que no hacía: he devorado un libro de casi 900 páginas en menos de veinticuatro horas. Así que, como podéis suponer, estoy convencido de que el libro del que os quiero hablar hoy merece la pena.

El culpable de este arrebato de furia lectora no es otro que El nombre del viento, de Patrick Rothfuss, un regalo de cumpleaños adelantado que ha dado en el clavo: es toda una clase magistral de como construir una historia y un ejemplo de que la literatura fantástica está viviendo una segunda juventud en los últimos años.

El nombre del viento es la primera de una serie de novelas sobre un gris posadero que regenta una pequeña posada en un insignificante pueblucho. Esto no sería excesivamente interesante si no fuera porque, en realidad, no es otro que Kvothe, el Asesino de Reyes, aquel del que todos cuentan innumerables relatos y hazañas y que ha decidido apartarse del mundo y vivir en el anonimato más absoluto. Héroe, villano, ladrón, asesino y mago, alrededor de cualquier fuego o en el bullicio de toda taberna, gente de todo tipo cuenta infinidad de relatos sobre él. Aunque lo que nadie sabe es lo único que importa: la verdadera historia de su vida.

Y ése es el punto que la novela intenta remediar. Un día, a la posada llega un visitante inesperado: el Cronista. Atraído por su instinto y ciertos rumores, dispuesto a escribir las memorias de Kvothe. Éste accede: durante tres noches le contará todo lo necesario para comprender sus actos. Y justamente lo contado esa primera noche es el material que da forma a El nombre del viento.

Como siempre, no entraré en los detalles del libro; prefiero que los vayáis descubriendo vosotros mismos. Señalaré únicamente algunos puntos que me han llamado la atención:

Por lo que he leído por ahí y me han comentado algunos conocidos, no soy el único al que el libro ha mantenido enganchado hasta devorarlo. Creo que la culpa la tienen varios factores que, combinados, hacen que el libro gane muchos enteros pese a – y eso tampoco se puede negar – el hilo argumental no deje de sonar a típico algunas veces. Eso no es necesariamente malo, Rothfuss maneja de manera solvente situaciones y lugares comunes, recurriendo a ellos sin que suenen a un tema ya tocado.

A mi parecer, hay tres elementos que marcan el libro: la narración en primera persona, que le da un potente toque inmersivo y permite empatizar con el protagonista, el ritmo que impone el tamaño variable de los capítulos (algunos llegan a durar apenas una página) y la dualidad presente-pasado que se establece a lo largo del texto. Ésta última se basa en uno de los hilos conductores de El nombre del viento: la relación entre realidad, ficción y mentira que se va tejiendo en torno al personaje y sus vivencias personales.

En definitiva, un descubrimiento agradable del que acaba de salir la segunda parte en inglés (The Wise Man's Fear – El temor de un hombre sabio) y que para noviembre tendremos disponible en castellano. Por mi parte, espero con ganas este segundo volumen, que promete precipitar la acción y aclarar tramas que han ido apareciendo en El nombre del viento porque, en el fondo, el regusto que deja el libro es el de ser una introducción de casi 900 páginas de una historia de la que apenas vislumbramos nada.


En imagen, portada de la edición española de El nombre del viento




2 comentarios:

  1. Si te digo que me regalaron ese libro justo hace un año para mi cumpleaños...¿me crees?

    Aún no le he hincado el diente pero después de esta entrada quizás lo desempolve y lo devore.

    Un abrazo!

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  2. Me lo creo :)

    Normalmente la gente lo adora o lo odia. Si al final lo lees, acuérdate de dejarnos tus impresiones por aquí.

    Otro abrazo para ti!

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