Thomas Mann, La Montaña mágica. Plaza y Janés, 1986, p. 310.
"Octubre comenzó como acostumbran a comenzar todos los meses. Comienzos en sí mismos completamente discretos y silenciosos. Sin signos ni marcas de fuego, se insinúan en cierto modo de una manera que escaparía a la atención si la atención no vigilase rigurosamente el orden. El tiempo, en realidad, no tiene cortes, no hay trueno, ni tempestad, ni sonidos de trompas al principio de un nuevo mes o de un nuevo año e incluso en el alma de un nuevo siglo; únicamente los hombres disparan cañonazos y echan al vuelo las campanas."
De entre las muchas y agradables sorpresas que me ofreció su lectura, este párrafo es uno de las que me quedaron grabados. Lo apunté en una hoja que he reencontrado esta mañana ordenando unos papeles.
El tiempo como concepto y como sensación es uno de los puntos claves en La Montaña Mágica y creo que estas líneas recogen a la perfección la esencia de lo que Mann pretende mostrar.
Que el tiempo es relativo y que depende del observador es una de las ideas de fondo de la cultura europea (ya hablaremos algún dia del concepto "tiempo" a través de la historia europea, si queréis, hoy no toca).
¿Qué opináis del párrafo de Mann?, ¿y de la temporización como fenómeno humano? No sé, dejo las preguntas en el aire por si alguien se anima a exponer sus impresiones.
Como siempre, besos y abrazos.
Una pena que este post no tuviera repercusión. Estoy leyendo la Montaña mágica y me ha impactado profundamente las reflexiones sobre el tiempo que hace. Un saludo de una que pasaba por aquí.
ResponderEliminarQue hayas llegado a él y te hayas animado a comentar ya es repercusión más que positiva para un post tan pequeño como éste.
ResponderEliminar¿Qué te está pareciendo La Montaña Mágica? A mi me parece una de las grandes novelas europeas precisamente por reflexiones como la que encabeza el post