Hice limpieza en mi cajón
- no echaban nada bueno en la tele -
y encontré un inventario de sorpresas:
Cinco lápices sin punta
dos gomas de borrar recuerdos
un bloc de páginas en blanco
otro de cuadrículas infinitas
y dos más de sueños garabateados
Tres cartas olvidadas
un abrecartas mudo y oxidado
dos unicornios en celo
un velo de novia marchito
y tres poemas escritos
ya ni sé ni cuándo, ni a quién, ni dónde
Dos amaneceres sordos
un arcoiris negro
veinte universos paralelos
y algunos sueños plasmados en postales
de sitios a los que nunca he ido
Una agenda de teléfonos muertos
una pizca de polvo de hada
dos tarros de mermelada
y el puro de alguna boda estúpida
Algo de arena de playa
una espada encantada
dos clips y tres chinchetas
el botón de alguna chaqueta
cinco adioses y un par de hastaluegos
y, por supuesto,
dos huevos duros.