Yo me iré y los días seguirán azules
el tiempo lamerá las horas y los astros,
ajenos, mantendrán su curso.
Me iré y la lluvia mojará
la tierra bajo los pies de alguien
y reverderán las vistas más allá
de la ventana.
Me iré y no volveré a besar tu rostro
ni a dormitar en tardes de verano.
Ni café, ni siesta, ni sábanas,
ni platos sucios esperando a quien los friegue.
Y cuando ya no esté, el mundo
seguirá girando en sus colores,
crecerán ajenas las flores a mi ausencia
y dejarán de hablar de mí los rincones
en que anidaron esperanzas.
Porque cuando yo me vaya,
cuando nos vayamos todos,
ni el azul de los días, ni la tierra mojada
ni el verdor tras las ventanas
nos echarán
en absoluto
en falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario