Resulta que estaba el otro día en el autobús, camino a unas clases particulares, y me aburría. Y resulta, además, que el chaval tenía un examen de comentario de un poema. Y resulta, para rizar el rizo, que llevaba - como casi siempre - mi libretita a cuestas.
Y resulta que te resulta, le escribí un pequeño ejercicio improvisado. Ya sabéis que suelo ser un poco anárquico en lo que a aspectos formales se refiere, pero mira... un día es un día.
Besos y abrazos,
Os lo dejo después del salto:
Soledad
¡Que callada empieza la noche
cuando a verme vienes
y me tocas la frente
y me tocas la frente
y la angustia se desvanece
así, tan de repente... !
Ya mi voz a susurrarte sale
y a mi paz tu tiempo mece;
sórdidas rutinas adormece
sórdidas rutinas adormece
el frío toque de tu carne.
Soledad nocturna, compañera,
Soledad nocturna, compañera,
las penas mitiga tu presencia.
Perdona la ingrata insolencia
de sentirte hoy tan traicionera.
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